Cosecha.
La cosecha la hacemos a mano seleccionando en ese momento cada racimo. Se descartan los deshidratados, los picoteados de pájaros y zorros, ahí parte la primera selección de calidad.
Además, ya antes, con los racimos verdes, se ha hecho el mismo proceso, pero para rebajar la producción a pocos kilos por hectárea.
Pocos kilos es sinónimo de potencia, concentración de sabor y calidad final del vino.
El transporte a la bodega es en gamelas, cajas pequeñas que evitan el maltrato en este corto viaje de unos cientos de metros del viñedo a la bodega. Todos detalles importantes en pos de la calidad.
Producción y Guarda.
Según la variedad, las uvas se guardan 24 horas en nuestra sala de frío, lo que asegura que entren “firmes” para el siguiente proceso de despalillado.
Nuestra maquinaria suiza de última generación retira las ramas del racimo e inmediatamente a las cubas de fermentación, que como los granos vienen fríos, retardan el proceso. Una fermentación lenta también es sinónimo de calidad, como tantos procesos de la naturaleza…
Fermentados los mostos, la guarda en distintas etapas en nuestra oscura y fresca bodega es fundamental.
Un año mínimo en barricas de encina francesa o roble americano o los experimentos que estamos haciendo con Roble Chileno Austral, la Lenga. También según la variedad guardamos en acero inox, ánforas de greda españolas y huevos de cemento franceses.
Bueno, también después de mezclar con nuestros enólogos chilenos y extranjeros tenemos otro periodo de guarda y reposo de nuestros vinos ya embotellados.
Vinos históricos.
Así hemos formado una colección de durante 10 años de nuestros vinos previos y experimentales, que llamamos “históricos”. 10 años de conocer nuestro viñedo, sus cepas, sus añadas, sus riegos, sus suelos, sus orientaciones, antes de salir al mercado con nuestros vinos 2019 y 2020.
Estos vinos históricos, en general de excelente calidad, solo están a la venta en nuestra bodega para nuestros visitantes.